Nick Kross
¿Alguna vez te has preguntado quién eres? ¿Alguna vez te has sentido confundido al tratar de decidir qué rumbo tomar en una encrucijada particular de la vida? ¿En qué amigos invertir tiempo? ¿Qué buscar en un compañero de vida? Hay tantas decisiones a cada paso del camino. Algunas tienen poca importancia, como qué camiseta ponerse. Otras pueden alterar la dirección y el destino de tu vida.
Recuerdo haber sentido una sensación de estar a la deriva cuando era más joven, como flotando de un sábado de noche al siguiente, de una relación a otra. Si bien había una sensación de libertad en esa etapa de mi vida, me di cuenta que no estaba apuntando a nada. Era como agua corriendo por un arroyo, rebotando de una roca a la siguiente.
Todo esto cambió un fin de semana cuando tenía 19 años. Mis padres me sorprendieron haciendo algo malo y eso hizo estallar todo. Mi papá me gritó durante 30 minutos y me dijo, entre otras cosas, que me mudara de casa. Dijo que ya no era su hijo y que había avergonzado a toda la familia. Luego subió furioso a su dormitorio y cerró la puerta de un portazo.
El incidente me sacudió como nunca antes. Amaba a mi papá. ¡Él era mi héroe! Para empeorar las cosas, yo trabajaba para él como carpintero, ¡así que era mi jefe! A la mañana siguiente, decidí que tenía que comprobar si decía en serio lo que había dicho la noche anterior. Mientras caminaba hacia su dormitorio, me vio llegar y se dio vuelta. Entré a la habitación y me senté en la cama, esperando mis instrucciones. El silencio era ensordecedor ya que ambos evitamos el contacto visual. Fueron los cinco minutos más largos que jamás había experimentado. Finalmente, se giró, me miró a los ojos y dijo: “Nick, cometiste un gran error”. Continuó: “Cuando era joven, yo mismo cometí grandes errores. Pero así como Jesús perdonó a Pedro después de que él lo negó, yo te perdonaré a ti y nunca más lo mencionaré. Ve y prepárate para trabajar”. Luego me dio un enorme abrazo de carpintero.
Esa mañana descubrí de qué se trataba el amor de Jesús. El amor y el perdón de mi papá me rompieron el corazón, y en ese momento de enseñanza, Jesús comenzó a reorientar mi vida. Experimenté la gracia de un Salvador perdonador, Jesucristo, que murió por mí y me llamaba a vivir para él. A partir de esa mañana, prometí que mi vida marcaría una diferencia positiva. No tenía idea de cómo sería eso, pero me di cuenta que necesitaba tomar a Jesús más en serio.
Mi sentido de vocación surgió de la inquietud de ayudar a otros adultos jóvenes a recuperar sus vidas. Sabía que la Biblia tenía las respuestas a las grandes preguntas de la vida y tenía un deseo insaciable de dominar la Palabra de Dios. La formación bíblica se convirtió en mi pasión. Descubrí que el mensaje central de las Escrituras es que las personas son valiosas y que están quebrantadas y necesitan sanar. Dios usó esta difícil experiencia de vida para motivarme a decirles a todos que Jesús murió para salvarlos y que encontrarían su propósito cuando lo encontraran a él. Quería compartir mi convicción de que lo más importante en la vida es encontrar el sentido de llamado.
EL SENTIDO DEL LLAMADO
Mi sentido de llamado me llevó a solicitar el ingreso al Instituto Adventista Avondale en Australia. Todavía recuerdo haberme despertado el día que debía irme y preguntarme: ¿Por qué me voy de casa? Yo era el mayor de cinco hermanos y trabajaba con mi padre y sus hermanos. Se suponía que debía hacerme cargo del negocio familiar y aquí estaba dejando todo lo que sabía para empezar la carrera de Teología de la que no sabía nada. En ese momento le pedí a Dios que me diera un versículo como confirmación de que estaba tomando la decisión correcta. Abrí la Biblia que me dio mi madre cuando tenía 12 años. Un versículo subrayado me miró fijamente:
“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos.
Esto haré y no los abandonaré.” (Isaías 42:16, NVI).*
Agradecí a Dios por la confirmación de que estaba tomando la decisión correcta al seguir mi llamado de ingresar al ministerio. Esta promesa se ha convertido en un texto fundamental para mí. Cada vez que empiezo a sentir que he perdido el rumbo o que las cosas no están saliendo como deberían, recuerdo que no puedo ver el camino que está por delante pero Dios sí. Ahora, 43 años después, luego de haber obtenido tres títulos y 35 años en el ministerio pastoral, puedo ver cómo Jesús me ha llevado a una vida de influencia, principalmente trabajando con gente joven, desde los 6 años hasta los 30 años.
EN JESÚS: EL MANUAL CORRECTO DEL USUARIO
Es sorprendente cómo encontrar a Cristo puede marcar una diferencia increíble en la forma en que vemos la vida. Muchas voces afirman ofrecer la solución a los problemas y dilemas de la vida. Las redes sociales están repletas de autoridades autoproclamadas en todos los temas imaginables. Descubrir a Cristo me dio un filtro a través del cual hacer correr mis ideas, que ayuda a orientarme en mi dirección y priorizar mi tiempo y energía. Cuando encuentras a Cristo, como dijo un predicador: “Te conviertes verdaderamente en ti mismo”. Cuando encuentras a Cristo, de repente recibes el manual correcto del usuario, por así decirlo. Esto me recuerda al apóstol Pablo, a quien se conocía como Saulo. Creyó comprender su identidad, “circuncidado al octavo día, del pueblo de Israel, de la tribu de Benjamín, un verdadero hebreo; en cuanto a la interpretación de la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que la ley exige, intachable” (Filipenses 3:5, 6). No se daba cuenta de que conocer a Jesús alteraría radicalmente su sentido de llamado y replantearía su identidad y su trayectoria de vida de ser un perseguidor a un evangelista público. Sin que lo supiera, Saulo era precisamente a quien Cristo buscaba como candidato para llevar el evangelio al mundo gentil. Saulo fue criado como ciudadano romano además de judío en un país pagano. Era elocuente, seguro de sí mismo y determinado. Poseía casi todo lo que Jesús necesitaba en una persona para hacer retroceder los poderes de las tinieblas y abrir las mentes del mundo pagano a la realidad de un Salvador resucitado que murió para salvarlos en igualdad de condiciones con la nación judía. Cuando se rindió a Cristo, sus eminentes cualidades se reconfiguraron y Saulo llegó a ser verdaderamente él mismo: el inimitable Pablo.
Al reflexionar sobre cómo he sido guiado durante los últimos 43 años, me siento asombrado por lo que Dios ha hecho, llevándome de construir casas a construir vidas. A lo largo de mi ministerio he aprendido que puedo confiarle mi vida a Jesús. ¿Y tú? ¿Eres realmente tú? Sólo siguiendo su llamado en tu vida podrás responder esta pregunta. No esperes demasiado; necesitamos obreros en su cosecha que sean todo lo que pueden ser.
*Las referencias bíblicas en este artículo se citan de la Nueva Versión Internacional de la Biblia. Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® , NVI® © 1999, 2015, 2022 por Bíblica, Inc.® Usado con permiso de Bíblica, Inc. ® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
PREGUNTAS DE DISCUSIÓN:
- En una escala del 1 al 10, ¿qué tan consciente eres del llamado de Dios en tu vida?
- Si no estás seguro, ¿qué harás para ayudarte a obtener más claridad?
Nick Kross (DMin, Seminario Teológico Fuller, California, EE.UU.; MA, Universidad La Sierra, California, EE.UU.) es director de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa, director asociado del Equipo de Ministerio y Estrategia; y el Enlace Juvenil de la División del Pacífico Sur de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Wahroonga, Sydney, Australia. Su correo electrónico es:
Citación Recomendada
Nick Kross, "Convirtiéndote en ti mismo ," Diálogo 36:1 (2024): 15-17
https://dialogue.adventist.org/es/3916/convirtiendote-en-ti-mismo