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En estos postreros días

¿Cómo hacernos de amigos e influir en otros respecto de quiénes somos y en qué creemos los adventistas?

La Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene un mandato celestial de compartir el mensaje divino del tiempo del fin con el mundo. Este mandato ha llegado a ser aún más importante y acentuado al enfren­tar lo que, creemos, es el mismo fin de los tiempos.

Cuando mi esposa Nancy y yo viajamos por el mundo, vemos que se están produciendo muchos cambios en áreas culturales, sociales, políticas, económicas y ecuménicas. En este artículo, quiero afirmar el papel de la Iglesia Adventista y lo que creo firmemente es la verdad de Dios sobre cómo tenemos que testificar como adventistas en el tiempo del fin.

Compartir nuestra fe

La Biblia nos dice en Romanos 12:18: «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres». La Biblia también nos dice en 1 Pedro 3:15: «Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros».

Solemos preguntar: «¿Cómo podemos compartir nuestra fe con los miembros y líderes de otras denominaciones sin com­prometer nuestra fe o involucrarnos en alianzas no bíblicas?»

En primer lugar, la Iglesia Adventista no está, ni jamás estará, involucrada en actividades ecuménicas que lleven a comprometer nuestras preciosas creencias en Cristo y sus 28 Creencias Fundamentales según las expresa la denominación. Creemos y abogamos por una libertad religiosa y de conciencia plenas, para todas las religiones, incluida la Iglesia Adventista.

Un sólido fundamento

Para nosotros los adventistas, la libertad religiosa cuenta con un sólido fundamento bíblico, histórico y teológico. Tam­bién cuenta con una importante dimensión escatológica. El primer artículo sobre este tema fue escrito por J. N. Andrews en 1851. Él comprendió la importancia de la libertad religiosa en el contexto del tiempo del fin. A fines de la década de 1880, la pequeña Iglesia Adventista marcó una diferencia en los Estados Unidos al oponerse a las leyes dominicales y al publicar y distribuir quinientos mil ejemplares del Sabbath Sentinel (más tarde American Sentinel) en 1886. Años muy activos llevaron al lanzamiento en 1889 de la Asociación Nacional de Libertad Religiosa. En 1893, esa organización se convirtió en la Asociación Internacional de Libertad Religiosa, y en 1946, comenzó a aceptar miembros de otras denominaciones que compartían la visión de la libertad religiosa. También facilitó la organización de otras asociaciones en diversas partes del mundo, como por ejemplo la Asociación Internacional para la Defensa de la Libertad Religiosa en Europa.

La Asociación General de la Iglesia Adventista organizó el Departamento de Libertad Religiosa en 1901, y en 1906, el departamento comenzó a publicar Liberty, una revista que defiende la libertad religiosa. Esta se convirtió en la única revista sobre libertad religiosa en las Américas.

Hoy día, el Departamento de Asuntos Públicos y Liber­tad Religiosa (PARL por su sigla en inglés) representa y presenta a la Iglesia Adventista ante los gobiernos, funcionarios públicos y organizaciones internacionales, esforzándose por mantener buenas relaciones con todos. Este departamento continúa promoviendo la libertad religiosa en el mundo mediante la diplomacia, los eventos y la comunicación.

Jamás comprometamos las creencias

A lo largo de los años, el PARL ha compartido nuestras creencias adventistas y perspectivas bíblicas con miles de miembros y líderes de otras denominaciones. Sin embargo, jamás compromete nuestras creencias. Durante este tiempo, la iglesia se ha asociado con diversas organizaciones que ayudan a que otros conozcan en qué creen los adventistas. Aunque la Iglesia Adventista no es miembro de esas organizaciones, participa para brindar información precisa sobre nuestra fe. En lugar de cola­borar en actividades que minimizan nuestra fe, damos testimonio de la profunda verdad divina de la Biblia.

Las organizaciones de foros públicos mundiales comprenden que los adventistas no participamos de ningún intento de integrar la Iglesia Adventista a cualquier otra organización eclesiástica o de comprome­ter de manera alguna las creencias bíblicas adventistas. La interacción con algunas de estas organizaciones brinda oportunidades de ayudar a que otros comprendan mejor quiénes somos y en qué creemos, en nuestros propios términos. En muchos casos, los contactos que hacemos han ayudado a que los adventistas locales sean mejor comprendidos cuando se encuentran en situacio­nes difíciles en países particulares.

La Biblia insta muy claramente a que seamos cuida­dosos en la forma en que nos relacionamos, y nos dice que seremos llevados frente a gobernadores y reyes para compartir nuestra fe. Dios promete darnos las respuestas: «Yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas […]. Aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa mía, para testimonio a ellos y a los gentiles. Pero […] no os preocupéis por cómo o qué hablaréis, porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar, pues no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros» (Mat. 10:16-20).

Mirar el futuro

En el futuro, esto se volverá aún más prevaleciente a medida que se coarte la libertad religiosa y se hagan intentos de forzarnos a creer y actuar en forma diferente de lo que enseña la Palabra de Dios. La libertad de conciencia respecto de las creencias religiosas y bíblicas se verá amenazada. Es fundamental permanecer personalmente cerca del Señor, para que el Espíritu Santo hable por nuestro medio toda vez que estemos en un lugar donde tengamos que defender la verdad de Dios, según se encuentra en la Biblia.

Es importante que nos coloquemos en diversos marcos donde se pueda escuchar la voz adventista con claros tonos bíblicos dirigidos por el Espíritu Santo. Muchas veces, cuando me reúno con un jefe de estado, gobernador, líder cívico o religioso, funcionario local, o cualquier otra autoridad, comparto quiénes somos los adventistas, en qué creemos y qué hacemos, todo para gloria de Dios.

Información y representaciones erróneas

Desafortunadamente, hay algunos que usan una fotografía o algún tipo de información para construir una imagen completamente diferente de la realidad. Algunos hacen afirmaciones absurdas y completamente erróneas, diciendo que los líderes adventistas se están comprometiendo con actividades ecuménicas. Hay también líderes de otras organi­zaciones que aprovechan de los líderes adventistas al sacarse una fotografía junto a ellos, y esa fotografía es usada para afirmar que los adventistas están conectados con algún tipo de actividad comprometedora. En otras palabras, cualquiera de nosotros puede ser acusado por asociación cuando en realidad es algo completamente falso. Es importante que los miembros de iglesia descubran la verdad o si alguna fotografía está siendo utilizada erróneamente. En términos generales, descubrirán que la historia que alguien elaboró en relación a una fotografía, es diferente de la realidad.

Fieles a la palabra de dios

Permítanme decir categóricamente que la Asociación General de la Iglesia Adventista no está ni jamás estará invo­lucrada en algún intento de comprometer nuestra fe bíblica, o de participar de la unidad ecuménica. La Asociación General de la Iglesia Adventista es fiel a la Palabra de Dios, y jamás comprometerá su posición sobre libertad religiosa. En efecto, como ya se ha expresado, estamos activamente invo­lucrados como iglesia para proteger los derechos religiosos de las personas, sean adventistas o no. Cualquier intento de destruir la libertad religiosa para alguien es un intento por destruir la libertad religiosa para todos.

Si ven o escuchan algo que consideran inusual, llamen o escriban a la entidad adventista involucrada, pidiendo una explicación, para que no se crean o acepten rumores y acusaciones difamatorias.

El remanente del tiempo del fin

Qué gran privilegio es poder ser parte del movimiento remanente adventista de Dios para el tiempo del fin, según lo indica Apocalipsis 12:17. Él ha llamado al movimiento adventista para este momento de la historia del mundo. Se nos dice: «Los adventistas del séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo especial, separado del mundo. Con el gran instrumento de la verdad, los ha sacado de la cantera del mundo y los ha relacionado consigo. Ha hecho de ellos representantes suyos, y los ha llamado a ser sus embajadores durante esta última fase de la obra de salvación. Les ha encargado que proclamen al mundo la mayor suma de verdad que se haya confiado alguna vez a seres mortales, las advertencias más solemnes y terribles que Dios haya enviado alguna vez a los hombres».1

La Iglesia Adventista cree, acepta y promueve la Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía. Creemos en los libros proféticos de Daniel y Apocalipsis. Creemos en las inter­pretaciones históricas proféticas de Daniel 7, 8, 11 y 12, y reveladas aún más en Apocalipsis 6-18. Los adventistas creemos en las explicaciones e interpretaciones dadas por la inspiración a Elena White cuando escribió el maravilloso libro El conflicto de los siglos. Las explicaciones de los movi­mientos religiosos, las persecuciones, y las pruebas por las que pasará el pueblo de Dios son absolutamente precisas, y nuestra comprensión profética de esos eventos influye sobre nuestras actividades presentes.

Estimados miembros: ¡Qué privilegio es ser parte del movimiento de Dios para los últimos días! ¡Qué privilegio tenemos al compartir los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14 y el mensaje del cuarto ángel de Apocalipsis 18, con un mundo que aguarda escuchar la verdad bíblica de los adventistas! Es nuestro destino y tarea. «En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con esta y nada debe desviar nuestra atención de ella».2

Los animo a ser parte de Todo Miembro Involucrado para hacer algo por Cristo y compartir su fe en ámbitos difíciles y de grandes desafíos, ensalzando siempre a Cristo y su Santa Palabra. En el libro El camino a Cristo leemos: «La iglesia de Cristo es la inter­mediaria elegida por Dios para salvar a los hombres. Su misión es llevar el Evangelio al mundo. Esta obligación recae sobre todos los cristianos. Cada uno de nosotros, hasta donde lo permitan sus talentos y oportunidades, tiene que cumplir el mandato del Salvador. El amor de Cristo que nos ha sido revelado nos hace deudores de cuantos no lo conocen. Dios nos dio luz, no solo para nosotros, sino para que la derramemos sobre ellos».3

Estemos unidos

Unamos nuestras voces4 mediante el poder de Dios en estos últimos días de la historia del mundo, no permitiendo las divi­siones y la desunión de nuestra iglesia, sino con los ojos fijos en Jesús como Autor y Consumador de la fe. Él nos guiará. Es nuestro líder y Salvador. La mensajera del Señor nos dice: «Se me ha instruido que diga a los adventistas de todo el mundo que Dios nos ha llamado como un pueblo que ha de constituir un tesoro especial para él. Él ha dispuesto que su iglesia en la tierra perma­nezca perfectamente unida en el Espíritu y el consejo del Señor de los ejércitos hasta el fin del tiempo».5

Unámonos para defender la libertad religiosa al ver que se acerca el tiempo del fin y el pronto regreso de Cristo. ¡Dios saldrá victorioso! Y un día, esa será la realidad eterna: «El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el uni­verso está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor».6

¡Qué privilegio ser seguidores de Dios y miembros del movi­miento adventista! Que todos podamos ser fieles a la Palabra de Dios, orando con fervor por la lluvia tardía del Espíritu Santo y la segunda venida de Cristo.

1 Elena White, Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 135.

2 White, Testimonios para la iglesia, t. 9, p.17.

3 White, El camino a Cristo, p. 81.

4 Véase, «What Does God Say About Unity?» https://adventistreview.org/news/what-does-god-say-about-unity/

5 White, Mensajes selectos, t. 2, p. 458.

6 White, El conflicto de los siglos, p. 657.

WILSON, T. N. C. (2023). ‘En estos postreros días’, Un Llamado a la Bondad, (marzo), pp. 18-21.

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